¿Eres dentista? Presume de ello

Toda profesión debe estar reglada por unos estudios que doten de conocimiento, sabiduría y práctica a la persona que decide formar parte de ella. Esos caminos no son nada fáciles; después de muchos años estudiando desde la infancia, tenemos que continuar haciéndolo al entrar en la edad adulta con la dificultad añadida de que esos estudios no tienen nada que ver con lo que se ha estado haciendo hasta el momento.
Los estudios especializados, las antiguas licenciaturas y los nuevos grados, no son aptos para cualquiera. No basta con buena voluntad y capacidad de sacrificio, se necesita algo más en la cabeza para poder llegar hasta el final. Este tipo de estudios no es coser y cantar, solo las mentes más inteligentes y hábiles conseguirán llegar hasta el final.
Y, precisamente, el arduo trabajo que debe hacer un estudiante de odontología es mucho mayor que en cualquier otra carrera. El proceso de adquirir los conocimientos de odontología es más extenso que en cualquier otro grado, cosa que resulta normal ya que esta profesión tiene en sus manos la salud de las personas.
Si la mayoría de grados contienen 240 créditos, los relacionadas con la salud (medicina, farmacia, veterinaria y arquitectura) llegan hasta los 300 y la odontología se incluye entre ellas, así que este tipo de carreras necesita estudiantes muchos más brillantes e inteligentes.
Tú vales mucho.
El sector bucodental está en el punto de mira desde hace algún tiempo. No vamos a entrar a valorar el tema de las franquicias, no es nuestra intención ni tenemos conocimiento para hacerlo, pero lo cierto es que, desde que han aparecido, la profesión odontológica no denota tanto prestigio como antes.
Y esto no debería ser así. El mundo tiene que conocer la clase de conocimientos que tiene un odontólogo: una trayectoria de estudio que tarda cinco años en finalizar. Unos conocimientos que hacen conocer a la perfección la anatomía humana, toda clase de problemas y enfermedades, las prácticas operativas y el instrumental para trabajar, los medicamentos y anestesias para manipular en el cuerpo del paciente, cuestiones legales y jurídicas, nociones de psicología y comunicación tan importantes para atender a como es debido al paciente, etc., etc. y todo esto con sus respectivas horas de práctica para reforzar y adquirir experiencia de todo lo estudiados en la carrera.
¿Te parece poco? ¿A qué no? A mí tampoco me lo parece, ni nadie en su sano juicio diría que eso lo hace cualquiera. Una formación de esta clase es digna de ser mostrada al mundo y, en particular, a los pacientes. Las personas normalmente no se entretienen en buscar información sobre todo el conocimiento y formación que un odontólogo adquiere, las personas simplemente van a la clínica a resolver sus problemas y se marchan a casa; aunque la visita haya sido satisfactoria, no se paran a pensar en todo lo que sabe su dentista ni en el esfuerzo que ha necesitado para ello.
Qué tus pacientes te conozcan.
¿No crees que, si tus pacientes saben más acerca de tu formación, esto será todo un punto a tu favor? Si tus pacientes llegan a conocer todo lo que has aprendido la carrera y después de ella, seguro que te valorarán mucho más porque tendrán una información más exacta de lo que hace la persona a la que confían la salud y la integridad de su boca.
El no conocer lo que haces es como dejarse inspeccionar y manipular por el primero que pase por la calle, cualquiera al azar. Bromas aparte, tus pacientes tienen derecho a saber todo de ti y tú también tienes derecho a mostrar todo lo que sabes, a lucirte, a presumir de tu formación y tu conocimiento. No en vano has invertido mucho tiempo, esfuerzo y dinero en esa adquisición; una adquisición digna de ser reconocida por todos.
Tu galería de arte.
¿Y qué podrías hacer para lucirte?
Pues, por ejemplo, lo que hace cualquier artista. Monta en un rinconcito de tu clínica tu galería particular de arte, tu exposición de pintura, tu vitrina de trofeos. Expón todo aquello que tengas demostrable sobre tu formación: títulos, diplomas, reconocimientos.
¡Ah!, ¿qué ya lo tienes? Pues, ¿por qué no lo llevas más allá? ¿Por qué no lo haces de una manera creativa? Algo visible, no aburrido, que llame la atención del paciente y que esa información que expones sea realmente comprendida por él. Está muy bien enseñar tus títulos y tus diplomas pero ¿no crees que sería más provechoso dar una breve explicación sobre aquello que has estudiado? Podrías acompañarlos con infografías, vídeos, fotografías o con lo que se te ocurra; algo que explique de forma rápida pero eficaz esos diplomas que ya tienes colgados en la pared, todo ese conocimiento que has adquirido en el grado y después de él.
Creemos que la confianza y la satisfacción total del cliente, en tu caso paciente, es lo más importante que se puede conseguir y, a partir de ahí, vendrán los beneficios. Acércate a tus pacientes, haz que te conozcan y si es de una forma amena y diferente, mucho mejor, así esa confianza llegará por sí sola.
Si quieres saber cómo mejorar la relación con tus clientes y sacarle el máximo partido a tu clínica, sigue con nosotros y te seguiremos ayudando en lo que podamos en futuros post.